La movilidad es uno de los signos definidores de la vida contemporánea, nos movemos de un trabajo a otro, cambiamos de casa, de pareja, de ciudad, de país… También la movilidad se ha ido estableciendo en las últimas décadas como característica, casi imperativa, de la producción artística actual. El arte y su alcance se ha vuelto internacional y por ello toma forma a través de complejos diálogos entre dinámicas locales y globales, entre distintos y sucesivos centros y periferias. De ahí que la comunidad artística se haya ido posicionando en un territorio flotante, propio de la producción cultural, cuyos flujos se canalizan a través de exposiciones, festivales y otros eventos, de residencias artísticas, talleres o encuentros que permiten mostrar, trasladar o conectar temporalmente ciertas prácticas con contextos que les son ajenos. Y el hecho de que la producción cultural tenga hoy estas bases confronta necesariamente a sus agentes con toda una serie de nuevas preguntas, ¿de qué manera se abordan las complejidades inherentes a cada lugar?, ¿cómo pueden establecerse puentes y diálogos con un contexto cuando se aterriza de forma fugaz y como agente externo?, ¿cómo facilitar y enriquecer estos procesos cuando se es anfitrión?, ¿qué otro tipo de geografías se abren en estos cruces?, ¿cómo podemos habitarlas?
Estas cuestiones impulsan More than this, un proyecto europeo de cooperación entre seis festivales y organizaciones culturales de Francia, Italia, Portugal y Letonia, con colaboradores de Palestina y Bélgica, y en el que también participa España a través del Aula de las Artes de la Universidad Carlos III. Centrado en el ámbito de las artes escénicas y performativas, el objetivo principal de More than this es el de ofrecer un lugar común desde el que pensar en conjunto sobre los conceptos de complejidad, hospitalidad y movilidad para indagar las formas con las que, desde ahí, nos relacionamos con la identidad, la propia y la de lxs otrxs. Por entenderse como red y espacio de confluencias, More than this se articula a través de intercambios, talleres, residencias y encuentros que se van desplazando a cada uno de los países participantes, el último de ellos tuvo lugar en Madrid el pasado noviembre y dentro de su programa de actividades de reflexión y trabajo sobre el contexto llevamos a cabo un recorrido por el distrito de Carabanchel que se centró en la zona de Oporto.
El germen de este recorrido, que realizamos en marzo de este mismo año, había sido la publicación de Clase Cultural de Martha Rosler y fue diseñado entonces en colaboración con la editorial La Caja Negra, responsable de la traducción al español de los ensayos recogidos en el libro. En estos textos, Rosler analiza cómo, tras el colapso del régimen de acumulación fordista de los años 80, la estructura social, física y demográfica de varias ciudades occidentales ha pasado por distintas fases de transformación, desde la ruina y abandono de zonas urbanas marcadas por la actividad industrial y barrios de clase obrera hasta la conversión de estos lugares en talleres de artistas y áreas dedicadas al consumo.
A pesar de que la mayoría de estos ensayos se escribieron hace unos diez años, revisitarlos en la actualidad nos permite identificar problemáticas que siguen siendo de gran vigencia en nuestras ciudades. Y al plantearnos el aterrizaje de estas cuestiones en el contexto de Madrid, Oporto, en el distrito de Carabanchel, se nos presentaba inmediatamente como el entorno más evidente, ya que sus recientes transformaciones muestran dinámicas cercanas a las analizadas por Rosler entonces. Y es que esta zona, de origen industrial y perfil obrero, se ha ido convirtiendo en los últimos años en un importante núcleo de asentamiento de la comunidad artística en la ciudad, a través de un proceso recibido por la comunidad local desde posiciones enfrentadas que van de la acogida que ve un potencial de desarrollo a la crítica que lo entiende como un paso más hacia la gentrificación del área.
En esta ocasión, reactivado y repensado para tratar con los integrantes de More than this las temáticas del proyecto, el paseo nos condujo a abordar desde otras miradas la idea de la movilidad, en este caso la que se plantea una comunidad de artistas que se asienta en un territorio por las posibilidades que le ofrece para desarrollar su trabajo, la de hospitalidad, activada en distintas direcciones, desde la comunidad artística hacia el vecindario y viceversa, y la complejidad que rodea todas estas dinámicas. De esta manera, cada una de nuestras paradas visitaba un lugar y nos sumergía en reflexiones en torno a una pregunta clave.
SOLAR DEL ANTIGUO MERCADO DE PUERTA BONITA / ESPACIO CARNICERÍA
¿QUÉ TIPO DE TRANSFORMACIONES URBANAS TIENEN LUGAR EN LA CIUDAD CONTEMPORÁNEA?
Iniciamos nuestro paseo en el solar del antiguo mercado de Puerta Bonita, construido en los años 60, en funcionamiento hasta el 2008 y demolido finalmente en 2016 tras haber sido ocupado brevemente con el objetivo de impulsar un centro social autogestionado.
Como punto de partida, el espacio nos permitía observar algunos de los impactos que ha dejado tras de sí el cambio reciente de modelo económico. Porque la desaparición del mercado generó una onda expansiva que fue transformando lo que era una de las plazas del barrio, una zona repleta de comercio poblada de tránsitos cotidianos para el vecindario, en calles de comercios cerrados.
Sin embargo, otra de las caras de esta moneda es que estos bajos vacíos han quedado abiertos a nuevos usos que pueden ofrecer alternativas como la que presenta el Espacio Carnicería. Ubicado en un antiguo negocio de venta de carne y en marcha desde el año 2017, el lugar acoge el estudio de creativos de diferentes sectores, como el cine, la arquitectura, la fotografía o la moda. Allí nos recibieron dos de sus socios, Niko y Elena, y con ellos hablamos del origen del proyecto, de los retos que afrontan en su futura sostenibilidad, también afectada por la subida de precios de la zona entre otras cuestiones, así como de su relación con el vecindario, siempre consciente del papel que juegan como agentes culturales en el barrio y planteada desde el intercambio, el conocimiento mutuo y los afectos.
PLAZA DE ALMODÓVAR
¿CÓMO SE TRADUCEN EN EL ESPACIO PÚBLICO ESTAS NUEVAS DINÁMICAS?
La plaza de Almodóvar resultaba muy interesante desde la lectura que planteábamos en el paseo, al ser el punto de inflexión espacial hacia el área conocida como Polígono ISO, antiguo polígono industrial convertido en el principal núcleo de espacios de producción cultural diversos, entre los que se encuentran tanto estudios independientes como espacios de carácter más institucional como el Instituto Europeo de Diseño (IED). Lugar también de interés por haber acogido una de las intervenciones efímeras del programa de Carabanchel Creativa, un proyecto apoyado por el Ayuntamiento de Madrid y dinamizado desde el FabLab del IED que busca potenciar el sector creativo y la economía de las industrias culturales en la ciudad.
Todo esto nos permitió tratar de primera mano otra de las cuestiones clave de la transformación sufrida en Oporto: la llegada a la zona de proyectos culturales y festivales artísticos, como ArtBanchel, el Open Studio o el Design District, que han jugado un papel fundamental tanto para la visibilización de la comunidad artística en el área como para su reformulación simbólica desde los argumentos que ofrecen los atractivos del halo artístico.
35000 JÓVENES
¿CÓMO DIALOGA LA COMUNIDAD ARTÍSTICA CON EL CONTEXTO LOCAL?
Sobre estas cuestiones continuamos hablando en 35000 jóvenes, un estudio que aglutina artistas de distintas prácticas y en el que nos recibió una de sus integrantes, la artista serbia Jelena Cvejic. Con ella hablamos de los motivos que impulsaron la puesta en marcha de este espacio de trabajo compartido, entre los que están las posibilidades para el establecimiento de un estudio ofrecidas por estos edificios industriales o el precio de los alquileres. También debatimos sobre los impactos de la presencia de artistas en el barrio, y sobre la pertinencia de los festivales artísticos en la zona, así como de las complejidades que conllevan, trayendo consigo tanto la visibilidad y la creación de redes como los peligros de convertir el barrio en un nuevo centro artístico de moda.
Jelena es una de las artistas instaladas en el barrio, donde vive desde hace unos meses, y su experiencia nos permitió debatir sobre las transformaciones en los espacios y ritmos de la vida cotidiana que podía haber traído la llegada a la zona de lo que Martha Rosler identifica como la clase cultural, un tema que nos enlazaba directamente con la última parada del recorrido.
PATANEL
¿QUÉ NUEVAS ECONOMÍAS SE GENERAN?
Cuando se habla de los nuevos negocios que transforman zonas urbanas y que surgen como respuesta a nuevos modelos de consumo y nuevos perfiles de consumidores muchas veces se cae en los tópicos de la cultura hipster, la tienda de cupcakes, de crepes, de cervezas artesanales... y se entiende que la llegada de este tipo de negocios a un barrio es la sentencia definitiva de su gentrificación. Sin embargo, un proyecto como Patanel hace saltar esta idea por los aires, porque si bien produce cerveza artesanal, se trata de una iniciativa generada por vecinos del barrio con el objetivo de extender la cultura de la cerveza artesana a Carabanchel y, según cuentan sus impulsores, de crear una cerveza que una el barrio con su larga historia identitaria y combativa. Así, los integrantes del proyecto participan activamente en la vida del barrio y están en contacto con asociaciones del barrio, colaborando con sus cervezas en distintos eventos.
Este cierre no hizo sino mostrar otra de las muchas riquezas y complejidades que tiene un proceso como el que está viviendo Oporto , evidenciando sus controversias y la difícil simplificación de sus lecturas a meras interpretaciones polarizadas reducidas a la acogida o el rechazo a estos cambios sin reservas ni matices.
Como siempre acabamos el recorrido con muchas preguntas abiertas y sobre todo con la certeza de que reflexionar de forma crítica y situada sobre nuestra práctica como agentes culturales en un contexto es un ejercicio que debe ser planteado continuamente y que es necesario, en este momento más que nunca, para seguir defendiendo la creación cultural como espacio para el pensamiento crítico y la resistencia.
¡Muchas gracias al Aula de las Artes de la Universidad Carlos III y en especial a Alfredo Miralles por permitirnos colaborar en este proyecto y también a Niko, Elena, Jelena y los compañeros de Patanel por su hospitalidad!